La biblioteca de Sindita y Salitou

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lunes, febrero 27, 2006

SEXUALIDAD - El orgasmo femenino

Revista MUY INTERESANTE Agosto 2005 Nº 291. España

Dura sólo unos segundos, pero la oleada de descargas eléctricas que literalmente electrocutan el cuerpo y la mente no tienen parangón con ninguna otra experiencia sensorial. Tener un orgasmo es sin duda alguna, una de las sensaciones más placenteras que puede experimentar el ser humano.

En el caso de los hombres, esta descarga explosiva de la tensíon erótica normalmente viene acompañada de la eyaculación, una coincidencia que para los sexólogos delata su función biológica. En efecto, al proporcionar goce, el orgasmo alienta el acto sexual y garantiza la emisión de espermatozoides para fecundar el óvulo. En otras palabras, el clímax del hombre tiene una indudable función reproductora: al varón no le queda otro remedio que buscar y experimentar la explosión orgásmica, si lo que desea es perpetuar sus genes. En este sentido, el orgasmo del hombre puede considerarse como un reflejo automático en el que si se aprieta el botón adecuado se obtiene la respuesta buscada: placer y emisión de semen a través del pene.

Pero aunque la eyaculación y el orgasmo ocurren simultáneamente, en realidad constituyen dos procesos biológicos independientes, como prueba el hecho de que los niños prepúberes experimentan orgasmos sin emisión de esperma y el que los adultos adiestrados en el YOGA TÁNTRICO, logren tener múltiples orgasmos sin eyacular.

En la mujer, el orgasmo es remarcablemente similar al masculino, aunque alberga importantes diferencias que le confieren una dimensión especial. Junto a la ovulación encubierta -o sea, la ausencia de celo-, el rasgo más distintivo de la sexualidad femenina humana es un orgasmo que no tiene nada que envidiar al del otro sexo.

Una de cada 10 mujeres jamás lo ha experimentado

"Más aún, algunas mujeres son multiorgásmicas, es decir, pueden desencadenar un orgasmo tras otro, una posibilidad que hace suspirar a los varones", afirma el biólogo Ambrosio García Leal en su libro La Conjura de los Machos. En efecto, cerca del 14% de las mujeres disfruta de más de uno, incluso por encima de una docena, antes de que se apague su excitación erótica. Ahora bien, para una mayoría de las mujeres, el encuentro sexual, a diferencia de sus compañeros, no garantiza la experiencia orgásmica. En general,puede decirse que sólo la cuarta parte de las féminas alcanza el orgasmo durante el coito, que el 55% tiene orgasmos en la mitad de los encuentros, que el 23% los disfruta a veces y que entre el 5 y el 10% jamás los ha sentido. Curiosamente, los porcentajes varían cuando el placer sexual se obtiene a través del autoerotismo.

Cuando la sexóloga Shere Hite interrogó a 3.500 mujeres para su libro The Hide Report on Female Sexuality (1976), se encontró con que el 82% de ellas se masturbaba y que sólo el 4% no alcanzaba el éxtasis sexual mediante esta práctica, mientras que el 9 de cada 10 podía llegar al orgasmo de forma rápida y sencilla, siempre que así lo desearan. ¿A qué se debe ésta enorme disparidad en la vivencia orgásmica?

La ciencia admite con humildad que sabe muy poco acerca del orgasmo femenino, una experiencia que el psiquiatra John Bancrof, del Kinsey Institute for Research in Sex, en la Universidad de Indiana (EEUU), define como "una combinación de ondas de sensaciones muy placenteras y un aumento de las tensiones que culminan en una fantástica sensación y una liberación de la tensión". Pero como ya se ha avanzado, no existe un patrón universal que rija el orgasmo femenino.

Diferentes mujeres experimentan distintas sensaciones, intensidad y duración. Incluso su incidencia guarda una enorme variabilidad intercultural: mientras que en algunas comunidades es rara la mujer que no tiene uno o dos orgasmos durante el coito, en otras inmersas en una represión sexual severa, brilla por su ausencia
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